En una reciente medida de desregulación, el gobierno de Javier Milei ha eliminado dos normas que regulaban el uso de implementos de medición en la industria láctea, incluyendo el histórico butirómetro, un dispositivo empleado desde 1854 para medir la grasa en la leche.

Esta decisión se enmarca en un esfuerzo más amplio por modernizar el marco regulatorio argentino, adaptándolo a las tecnologías actuales y simplificando las normativas vigentes.

El butirómetro, creado por el químico alemán Gerber, fue un instrumento crucial para asegurar la calidad y la uniformidad en la producción de leche y derivados. Sin embargo, las nuevas tecnologías han permitido mediciones más precisas y rápidas, haciendo que la regulación específica sobre este instrumento se vea desactualizada y fuera de lugar en el contexto moderno.

La eliminación de estas normas es parte de un proceso más amplio de simplificación del marco regulatorio que ha iniciado la administración de Milei. El objetivo es reducir la burocracia y las cargas regulatorias que enfrentan las empresas, facilitando así la innovación y la competitividad, especialmente en sectores tradicionales como la industria láctea.

Sin embargo, este movimiento ha generado reacciones mixtas. Algunos sectores celebran la decisión como un paso hacia la modernización y la eliminación de barreras innecesarias para la industria. Por otro lado, algunos críticos argumentan que la falta de regulación podría derivar en una disminución de los estándares de calidad, afectando tanto a los productores como a los consumidores.

Además del butirómetro, se derogaron normas relacionadas con otros implementos de medición en la industria láctea, que también databan de principios del siglo pasado.

Queda por ver cómo estas medidas impactarán a largo plazo en la industria y si se lograrán los objetivos de modernización sin comprometer la calidad y seguridad de los productos.